Es un recipiente con asa y pico muy utilizado durante la Edad Media, cuando todavía no habían entrado en uso los cubiertos; servía para verter el agua. Realizado originariamente con formas animales, a partir del siglo XVI empezó a adquirir una forma parecida a la de los jarros, y a menudo iba acompañado de una pila o una jofaina. El material más utilizado era el metal (cobre, plata o bronce), aunque también se produjeron algunos ejemplares en cerámica.

Fuente:

«Guía práctica de las antigüedades y restauración» – Glosario. Editorial Planeta- De Agostini S.A. Barcelona, España, año 1993, pp 4.